Has terminado tu trabajo de cosecha y quieres beneficiarte de mayores rendimientos en el futuro. Por lo tanto, es importante anticiparse y prepararse para generar las mejores condiciones posibles para tus operaciones futuras. Hay muchos factores que entran en competición para la mejora de tus rendimientos, aquéllos en los que no tienes ningún poder de influencia, como las condiciones meteorológicas o la genética de las semillas, y los que sí puedes controlar, como la mejora de la calidad del suelo.
Con la ampliación de la superficie global de las explotaciones, el tamaño de las máquinas de cosecha ha aumentado considerablemente. Aunque el uso de este tipo de maquinaria tiene muchas ventajas, no está exento de consecuencias para la calidad de tus terrenos.
Una cosechadora-segadora a plena carga con una barra segadora puede superar las 28 toneladas sólo en el eje delantero y suele ir seguida de remolques, cuyos neumáticos pueden tener una presión de hasta 4 bares o incluso 4,5 bares para soportar la carga. El cruce sistemático en cuadrícula sobre la superficie de la parcela que realiza la cosechadora y el conjunto de remolques llenos generará la máxima compactación.
En general, existen diferentes tipos de compactación con mayor o menor profundidad, de los cuales la compactación superficial y la compactación profunda están directamente relacionadas con la labor de la cosecha.
La compactación superficial puede alcanzar unos 30 cm de profundidad y se limita a la capa arable del suelo. Las causas son, entre otras, el paso excesivo de los remolques cargados, el uso de neumáticos con presiones demasiado elevadas y la repetición de las pasadas por las mismas zonas.
La compactación de la superficie limita la vida biológica del suelo y reduce considerablemente la presencia del aire y del agua que se encuentran en las capas superiores del suelo. La falta de oxígeno dificultará la germinación y alterará el desarrollo del sistema radicular de los futuros cultivos.
La compactación en profundidad se encuentra bajo la suela de labor y puede extenderse hasta una profundidad de más de 60 cm. Generalmente, es la que suele corresponder a las máquinas cosechadoras. Está estrechamente relacionado con la carga por eje de las cosechadoras y con las condiciones climáticas. En concreto, la compactación profunda se debe a un peso superior a 10 toneladas por eje. En el caso de una cosechadora cargada, la carga sobre el eje delantero puede superar las 28 toneladas, lo que tendrá consecuencias muy graves, especialmente si el suelo está ligeramente húmedo.
En comparación con la compactación superficial o con la compactación ligada a la suela de labor, la compactación profunda del subsuelo es la más perjudicial en términos de rendimiento ya que las fisuras y los bioporos del suelo desaparecerán e impedirán la infiltración de agua y aire. Con el drenaje natural bloqueado en la superficie, el suelo se saturará de humedad durante la temporada de mal tiempo, retrasando el inicio de la preparación del suelo y la implantación del nuevo cultivo. Luego, durante el verano, la pérdida de reservas profundas provocará un déficit hídrico prematuro que requerirá numerosos riegos adicionales con todos los costes que esto conlleva.
No es fácil detectar la presencia de una compactación excesiva, especialmente si se trata de una compactación en profundidad. Hay varias maneras de saber si tu suelo está compactado:
Se trata de la técnica más eficaz para analizar el terreno. Consiste en cavar una fosa de unos 70 cm de profundidad, perpendicular al sentido de la circulación, para observar las diferentes capas que componen el suelo de tu parcela. Gracias a algunas muestras de terrones de tierra en cada nivel, podrás:
Es posible determinar el nivel de compactación del suelo utilizando un penetrómetro electrónico. Este dispositivo permite medir el esfuerzo necesario para clavar una varilla en el suelo. Si la fuerza es elevada, significa que la compactación es alta.
El resultado depende en gran medida del grado de humedad del suelo. Por lo tanto, es aconsejable realizar este tipo de mediciones en el suelo una vez seco. Hay que evitar los periodos demasiado calurosos (suelo demasiado seco) o demasiado fríos (suelo congelado) si quieres obtener resultados significativos.
Además de las pruebas de compactación, también es posible realizar un diagnóstico visual durante el crecimiento del cultivo para detectar la compactación del suelo. En las zonas compactadas se puede observar la presencia de plantas débiles o un retraso en el crecimiento en comparación con otras zonas de la misma parcela.
Si observas la presencia de agua persistente en la superficie durante más de tres días después de las inclemencias del tiempo, significa que el agua no se está infiltrando correctamente, normalmente debido a la compactación profunda del suelo.
Cuando los cultivos de una misma parcela se desarrollan de forma irregular, no dudes en desenterrar algunas plantas para observar el desarrollo de las raíces.
El suelo está demasiado compacto en los siguientes casos:
Para compensar la compactación, será necesario fisurar mecánicamente las zonas compactadas para favorecer de nuevo la circulación del agua, del aire, de la vida biológica y de las raíces.
He aquí algunas soluciones para descompactar tus terrenos después de la cosecha:
Ésta es la forma más tradicional de descompactar las capas superiores del suelo hasta una profundidad de 20 a 25 cm. Sin embargo, hay que tener cuidado de no crear una suela de labor bajo la capa arable que se forma por el paso repetido de las rejas de arado siempre a la misma profundidad. Ten cuidado de cambiar la profundidad de labranza en cada pasada y de afilar bien las cuchillas del arado.
El descompactador o subsolador permitirán resquebrajar la tierra hasta las capas inferiores, sin por ello voltearla, a diferencia del arado. Es una excelente manera de llegar a las capas más profundas y airear el suelo fisurándolo para que las raíces puedan penetrar y desarrollarse adecuadamente en las capas más profundas del suelo. El agua también se filtra en las fisuras para reconstituir una reserva profunda de humedad para la estación seca.
El subsolado se realiza mejor después de la cosecha y debe ir seguido de la siembra de un cultivo intercalado de raíz profunda para ayudar a recolonizar el subsuelo.
La ausencia de lombrices es un signo revelador de una compactación grave del suelo, sin embargo son tus mejores aliadas, porque un suelo rico en lombrices drenará el agua diez veces más rápido que un suelo sin ellas. La regeneración del suelo por parte de las lombrices se produce de forma natural, pero el proceso es muy lento y puedes acelerarlo mediante la aportación de materia orgánica fresca. También puedes estimular la vida del suelo asociando las lombrices al trabajo de las raíces de los cultivos con raíces profundas como, por ejemplo, el maíz o los rábanos, que colonizarán los túneles de las lombrices para descompactar el subsuelo.
Descompactar el suelo no cambiará nada si no eliminas las causas de la compactación. Obviamente, no se trata de cambiar de cosechadora, pero lo que sí puedes cambiar son los neumáticos. En efecto, el uso sistemático de neumáticos de baja presión con tecnología IF, como el Maxi Traction Harvest o el Maxi Traction IF en tamaños grandes para todas tus máquinas agrícolas, es ideal para evitar compactar el suelo. Para tu cosechadora, el hecho de utilizar ruedas gemelas en el tren delantero es la mejor elección que puedes hacer para preservar tus terrenos.
También tienes la opción de vaciar los depósitos de grano en el borde del campo, lo que permite evitar la circulación de remolques llenos sobre la parcela. El uso de un transbordador dotado de neumáticos anchos de baja presión es también una buena solución para llegar fácilmente a los remolques, pero lo más fácil es sin duda reducir voluntariamente la carga de los remolques, ya que una rotación extra de remolques es mucho más económica, que descompactar toda la parcela.
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