La viticultura es una actividad agrícola extremadamente específica, no sólo por la forma de los cultivos, sino también por la naturaleza del suelo y las fuertes pendientes de los terrenos agrícolas. Todas estas peculiaridades implican tener el equipo adecuado para asegurarse de no dañar las vides con neumáticos que tenderían a compactar el suelo o a no resistir cuando se trabaja en pendientes excesivamente pronunciadas.
En caso de que el espacio entre hileras sea estrecho, el viticultor tiene que conducir muy cerca de las cepas de vides. Lo mismo ocurre con las pasadas frecuentes cerca de las vides para controlar las malas hierbas.
Por supuesto, las máquinas específicas para la viticultura son más ligeras que las utilizadas para los cultivos de cereales, pero la repetición de pasadas exactamente en el mismo lugar, año tras año, aumenta el riesgo de compactación excesiva del suelo, con consecuencias muy negativas a largo plazo:
El buen crecimiento de la vid depende esencialmente de la estructura del suelo. Éste debe ser poroso y estar perfectamente aireado para permitir el buen desarrollo de las raíces.
En efecto, las raíces de la vid no tienen capacidad real para perforar el suelo; utilizan las asperezas naturales, las fisuras y las galerías de las lombrices para permitir su expansión.
Algunas raíces permanecerán superficiales y se extenderán por debajo de la superficie, mientras que otras se hundirán verticalmente en las profundidades del suelo. Con el paso de los años, las raíces se fortalecen, lo que permite a la vid captar mejor los minerales y resistir mejor los periodos de sequía.
Sin embargo, las pasadas frecuentes de la maquinaria agrícola acentúa la compactación del suelo alrededor de las cepas de vides. Esto tiene como principal efecto obstaculizar el desarrollo de las raíces presentes en la capa arable del suelo y limitar el acceso a las sustancias nutritivas, provocando carencias en la planta o bloqueando el crecimiento de las plantas jóvenes.
Este proceso biológico depende en particular de la presencia de vida microbiana y de organismos vivos como las lombrices de tierra. Éstas excavan constantemente galerías entre la superficie donde se alimentan y el subsuelo donde anidan. Contribuyen a que el agua y el aire circulen correctamente por las distintas capas del suelo y permiten canalizar las raíces de la vid hacia las profundidades.
Lamentablemente, la compactación excesiva causada por el paso regular de maquinaria agrícola por el mismo lugar puede alterar la regeneración del suelo al degradar su estructura y la vida biológica que contiene.
El suelo pierde su porosidad y se vuelve más denso, comprometiendo incluso la disponibilidad de los nutrientes necesarios para que las vides prosperen.
Las viñas son plantaciones en laderas que se cultivan a menudo en pendientes pronunciadas. Esta condición particular favorece la erosión del suelo.
Si el suelo está muy compactado, la porosidad se altera y el agua tiene dificultades para penetrar en profundidad. Permanecerá en la superficie, lo que conlleva un riesgo de escorrentía y lixiviación de la capa arable del suelo, destruyendo todos los nutrientes presentes en la superficie. Además, si el suelo está compactado, esto aumenta la formación de charcos, con el consiguiente riesgo de desarrollo de hongos debido al exceso de humedad.
Una compactación excesiva del suelo puede estar relacionada con un ajuste incorrecto de la presión o una carga demasiado elevada, o con la calidad y el tipo de neumáticos utilizados en tu maquinaria agrícola. Esta compactación provoca una reducción del sistema radicular bajo los primeros 50 cm de suelo, el cual ya no podrá captar el agua disponible.
Cuando la compactación bloquea el suministro de agua a las capas más profundas del suelo, esto reduce las reservas para la estación seca. Esto provoca entonces un estrés hídrico, que será perjudicial para la cosecha, ya que un suministro regular de agua contribuye a las cualidades organolépticas de las vides.
Si esta compactación se acentúa, podría provocar importantes pérdidas de rendimiento y afectar a la calidad de las cosechas.
Para evitar el estrés hídrico y garantizar un crecimiento óptimo de la vid, es esencial la gestión del suministro de agua. Por lo general, esto implica repetidas pasadas alrededor de las mismas vides para regarlas adecuadamente.
Cada cultivo es distinto y la viticultura no tiene nada en común con las grandes zonas dedicadas al cultivo de cereales. Por lo tanto, es absolutamente esencial adaptar los neumáticos para que correspondan a la naturaleza del suelo de los viñedos, que a menudo es muy seco, con unos niveles de inclinación en las laderas que no se encuentran en los demás cultivos. Además, las mismas cepas de vides permanecen plantadas durante décadas, lo que exige repetidas pasadas exactamente por los mismos lugares sin afectar al suelo.
Los neumáticos para viñedos suelen estar diseñados para un uso intensivo. Estos neumáticos de alta tecnología se benefician de una carcasa reforzada, compuesta por todavía más pliegues en la banda de rodadura que un neumático convencional.
Los flancos deben ser flexibles para trabajar a baja presión, pero muy resistentes para soportar la carga y aumentar la presión si necesario.
Los neumáticos para viñedos están diseñados para afrontar los retos de los terrenos abruptos o con mucha pendiente en los viñedos.
Gracias a su estructura reforzada, pueden soportar las altas presiones que serán necesarias si la transferencia de carga a los neumáticos en la parte baja es demasiado elevada.
Es esta capacidad de conservar su adherencia y su estabilidad a pesar de la pendiente lo que permite a los neumáticos trabajar eficazmente, evitando el patinamiento, al tiempo que preservan el suelo y el sistema radicular de las vides.
Los neumáticos utilizados en los viñedos tienen que soportar condiciones agresivas y materiales abrasivos y afilados, como piedras y restos vegetales.
El suelo de los viñedos, rico en esquistos, en restos de rocas graníticas o de piedra caliza, suele ser seco y con unos índices de inclinación en las laderas más pronunciados que en la mayoría de los cultivos.
Estas peculiaridades implican el uso de neumáticos más resistentes al desgaste y capaces de durar en el tiempo.
Será mucho más adecuado para tu explotación agrícola utilizar neumáticos agrícolas diseñados para la viticultura. En efecto, deben ser capaces de trabajar en una gama muy amplia de presiones para proteger las raíces de las viñas, trabajando a baja presión en terreno llano, pero también trabajar a altas presiones para absorber una elevada transferencia de carga si trabajas en pendientes, o laderas, con una gran inclinación.
Una carcasa reforzada para el neumático Performer 85
Gracias a sus componentes ultra resistentes al desgaste, este neumático agrícola de nueva generación te garantiza una vida útil más larga, sea cual sea el tipo de terreno.
En viticultura, elegir los neumáticos adecuados es crucial para preservar el suelo y las vides. La naturaleza de las plantaciones y del terreno, a menudo en laderas, te obliga a utilizar neumáticos a la vez resistentes y menos agresivos para tus parcelas.
En Firestone, encontrarás una gama de neumáticos para viñedos diseñados para trabajar en pendientes en tus viñedos. Entre ellos se encuentran el R4000 y el Performer Extra 85, que han sido diseñados específicamente para viñedos, garantizando una larga vida útil y una capacidad de tracción óptima a la vez que protegen el suelo de la compactación y del estrés hídrico.
Con Firestone, tienes la garantía de unos neumáticos que ofrecen una ventaja real y que, al elegir nuestra marca, puedes trabajar sin preocupaciones.
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