La eficacia de un tractor agrícola depende en gran medida de los neumáticos. Sus prestaciones son cruciales para garantizar un trabajo óptimo. Sin embargo, los neumáticos se desgastan con el tiempo y el uso. Están sometidos a numerosos esfuerzos y tensiones durante los diferentes trabajos o durante tus desplazamientos por carretera.
Por lo tanto, es importante inspeccionarlos con regularidad y hacer un mantenimiento correcto, para optimizar su vida útil y sus prestaciones. Comprender bien el proceso de desgaste es esencial para aumentar la durabilidad de los neumáticos.
El desgaste de tus neumáticos agrícolas puede considerarse normal si la reducción de la altura de los tacos es uniforme en todo lo ancho de la banda de rodadura a lo largo del tiempo.
Este desgaste es inevitable y depende del tipo de suelo, del tipo de cultivo, del tipo de trabajo, de la carga, de la velocidad, de la tasa de patinamiento, etc.
En cambio, existe un desgaste anómalo, que suele ser señal de un mal ajuste o de un mal uso del neumático. Este desgaste puede afectar al rendimiento, a la seguridad y a la rentabilidad de tu inversión. Por lo tanto, es fundamental detectarlo y poner remedio a dicho desgaste lo antes posible.
He aquí algunos ejemplos de desgaste anómalo y sus posibles causas:
Se manifiesta por un mayor desgaste en el hombro interior del neumático derecho y en el exterior del izquierdo (o viceversa). Puede deberse a una conducción muy frecuente en un terreno en pendiente, a una presión excesivamente baja, a un desgaste mecánico (pivotes de la dirección o rodamientos) o a un ajuste incorrecto de la dirección.
Para remediarlo, hay que ajustar la presión, comprobar el paralelismo y la geometría de los ejes, y permutar los neumáticos si el desgaste es demasiado pronunciado.
Se traduce en un desgaste más pronunciado en el centro del neumático. Puede deberse a una presión demasiado elevada, que implica que sólo el centro de la banda de rodadura soporta la carga.
Para remediarlo, hay que ajustar la presión en función de la carga, del tipo de trabajo y del tipo de suelo.
Se presenta en forma de un desgaste más pronunciado en el interior o en el exterior de los neumáticos. Puede deberse a un ángulo de caída incorrecto, es decir, a un ángulo vertical de las ruedas que no es perpendicular al suelo, o a un desgaste mecánico (pivotes de dirección o rodamientos).
Para remediarlo, hay que comprobar el ángulo de caída y corregirlo si es necesario, o sustituir los elementos mecánicos defectuosos.
Este tipo de desgaste reducirá rápidamente la vida útil de tus neumáticos, y se manifiesta por numerosas fisuras y desprendimientos de partículas de caucho en las barras del neumático. Pueden estar causados por suelos muy abrasivos o pedregosos, que atacan la goma del neumático. Para remediarlo, hay que reducir la tasa de patinamiento a un porcentaje comprendido entre el 8% y el 12%. Conociendo la carga exacta por eje, puedes ajustar perfectamente la presión, lo que te permitirá reducir la tasa de patinamiento.
Cuando cambies tus neumáticos, puedes optar por unos neumáticos con una goma más resistente.
No existe una regla universal para determinar el momento ideal para cambiar tus neumáticos agrícolas. Depende del uso que hagas de ellos, de tus necesidades y de tus prioridades. No obstante, existen algunos indicadores que pueden ayudarte a tomar una decisión.
La mayoría de los fabricantes recomiendan cambiar los neumáticos cuando alcancen el 75% de desgaste de las barras, es decir, cuando del dibujo de las barras del neumático quede una cuarta parte del que tenía el neumático nuevo. Este nivel de desgaste corresponde a una pérdida significativa de rendimiento, sobre todo en términos de tracción, especialmente en suelo húmedo.
La pérdida de adherencia aumentará el consumo de combustible, así como el tiempo de trabajo, lo que se traducirá en un trabajo realizado con menor buena calidad (compactación del suelo debido a un patinamiento excesivo).
Si utilizas tu tractor principalmente en el campo, puede ser conveniente cambiar los neumáticos con este nivel de desgaste, para evitar perder eficacia y seguridad. Si utilizas tu tractor principalmente por carretera, puedes esperar un poco más, hasta el 90% de desgaste, para aprovechar al máximo la vida útil de tus neumáticos. Pero cuidado, más allá de este nivel, corres el riesgo de comprometer la adherencia y el frenado de tu tractor.
Para medir el nivel de desgaste de tus neumáticos, puedes utilizar un calibrador de profundidad, o un medidor de profundidad del dibujo, que puedes obtener en tu taller especialista agrícola o en tu fabricante de neumáticos.
Los neumáticos agrícolas están sujetos a muchos factores que influyen en su desgaste. Entre los más importantes, podemos citar:
Los suelos duros, abrasivos o pedregosos son más agresivos para los neumáticos que los suelos blandos, arcillosos o arenosos. Provocan cortes, desprendimientos y un desgaste más rápido de los tacos. Los suelos en pendiente o peraltados requieren más tracción y, por lo tanto, también aumentan el grado de desgaste.
Cada modelo de neumático ha sido diseñado por el fabricante con un objetivo de trabajo preciso. Si no respetas este objetivo, conduciendo sobre superficies inadecuadas, a velocidades demasiado elevadas, con aceleraciones o frenados bruscos, entonces la vida útil de tus neumáticos se verá limitada. Este uso de tus neumáticos demasiado duro, produce un desgaste más pronunciado por la deformación y el calentamiento excesivo de la goma.
Los cultivos que requieren pasadas frecuentes, los trabajos que implican cargas pesadas o las maniobras repetidas son más exigentes para los neumáticos que para las actividades que requieren menos intervenciones. Esto provoca un mayor desgaste por fricción y torsión de las barras.
La presión es un parámetro esencial para el desgaste de los neumáticos. Una presión demasiado baja o demasiado elevada para el tipo de trabajo y para el tipo de suelo, puede provocar un rápido desgaste, una pérdida de tracción, un mayor consumo de combustible, un deterioro de la carcasa y un mayor riesgo de pinchazos.
Algunos trabajos agrícolas son especialmente duros para los neumáticos. Entre ellos se incluyen:
Implican cargas pesadas que varían en función del trabajo y, por lo tanto, de una presión que a menudo no se adapta a la carga real que soportan los neumáticos (cosecha, pulverización). Dichas variaciones frecuentes de carga ejercen una fuerte presión sobre la carcasa y la banda de rodadura de los neumáticos.
Esto exige una fuerte tracción y mucho par, lo que somete a las barras de los neumáticos a una dura prueba. También requieren una presión adaptada al tipo de suelo, para evitar la compactación y la erosión.
A diferencia de los neumáticos para automóviles, los neumáticos agrícolas son más adecuados para trabajar en el campo sobre suelo blando. El revestimiento de las carreteras está formado por microagregados muy duros y muy abrasivos. Con la velocidad, que es elevada en carretera, el efecto de desgaste se acelera y reduce la vida útil del neumático. El transporte frecuente obliga a ajustar los neumáticos con una presión más elevada, más adaptada a la carretera, para reducir el desgaste y optimizar el confort y el frenado.
El uso de tractores en obras públicas o en trabajos de movimiento de tierras repercutirá en el desgaste de la banda de rodadura y de la carcasa debido a la presencia de numerosas piedras, escombros y restos en este tipo de obras.
Para gestionar mejor y anticipar el desgaste de tus neumáticos agrícolas, existen algunas buenas prácticas sencillas que adoptar:
La vida útil de tus neumáticos agrícolas no sólo está ligada a su calidad dinámica. Tu capacidad para detectar los signos de desgaste, comprender sus causas y adoptar un uso y una conducción adecuados es crucial para aumentar su durabilidad.
Controlando estos aspectos, no sólo puedes optimizar tus costes de explotación retrasando la sustitución de los neumáticos, sino que también puedes contribuir a que tu tractor rinda mejor, consuma menos combustible, así como a la protección del suelo.
No hay que olvidar que el neumático es la interfaz directa entre la máquina y el suelo: protegerlo no sólo supone un ahorro de dinero, sino que también garantiza que tu trabajo sea más eficiente y más respetuoso con el medio ambiente.
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